miércoles, 18 de julio de 2007

ARTICULO CRITICO: PRESENTACIÓN EN TEMA LIBRE

ROBUSTECIENDO LA DEMOCRACIA EN EL PERÚ

El Voto Electrónico como mecanismo de Democracia Electrónica apropiada

¿Una década perdida 1996-2006?


INTRODUCCIÓN

Planteamiento del problema

Somos espectadores de una realidad en constante transformación, y con ella de sus actores individuales y colectivos; que exige de las instituciones del Estado respuestas adecuadas a las necesidades de los ciudadanos, que permitan legitimar el accionar público.

Durante los últimos seis años, se han desarrollado en el Perú elecciones denominadas “limpias y transparentes”, denominación que no sólo corresponde a una visión objetiva sobre los resultados, sino subjetiva desde la percepción ciudadana, habiéndose generado confianza en los procesos aplicados, con el consiguiente rédito de legitimidad tanto para el operador del proceso como para las autoridades resultantes del mismo. ¿Porqué entonces buscar introducir un mecanismo distinto que puede generar riesgos de desconfianza?.

Resulta por demás obvio que, un presupuesto teórico de nuestro ejercicio, es el de la Democracia como paradigma normativamente valioso, y por ello, no se efectuará un recorrido exhaustivo por la Teoría de la Democracia, sino más bien, nos detendremos en concepciones post modernas y contemporáneas, a fin de rescatar una posición vigente que sirva de base al análisis de los mecanismos con los que opera la Democracia -a través de sus potencialidades y dificultades-. Buscamos en esta línea, aportar al análisis sobre un fenómeno presente en las democracias modernas, como es el voto electrónico, cuyas implicancias sobre las mismas son por ahora, un ejercicio teórico casi inexplorado en el Perú del siglo XXI, debido en parte a la falta de evidencia empírica sobre el tema.

Esta es entonces, una aproximación desde la teoría de la Democracia y sus elementos significantes, a los mecanismos concretos que puede adoptar ésta, en particular el voto electrónico universal (vinculado a las herramientas de la tecnología en el marco de la gestión pública), a fin de determinar condiciones mínimas fundamentales y verificables, que permitan fortalecer la democracia. Pese a tener un abordaje teórico desde el ámbito macro (teoría política de la Democracia), el análisis involucra, la percepción de los ciudadanos sobre aspectos relevantes de la cultura democrática y con ello, del propio concepto de democracia.

No es posible que la Democracia se entienda únicamente como régimen que permite a todos participar, de modo que, para mantener las libertades (ideal democrático por excelencia), hay que enfatizar los procedimientos bajo una concepción homogénea de los actores socio-políticos; ello resulta reduccionista y torna el fenómeno bajo análisis, en meramente procedimental. A priori percibimos, que debe existir un necesario equilibrio entre lo normativo (qué se debe hacer) y lo empírico (qué se puede hacer), lo cual nos llevará, como se verá más adelante, a abordar el tema a través de, no sólo las más conocidas teorías contemporáneas de Democracia (Touraine, Habermass, Held, MacPherson, Dahl y Lijphart), sino sobre todo de aquellas que se ha venido en llamar teorías emergentes de la democracia (March y Olsen).

Existe una tendencia internacional a la ciega adaptabilidad de las instituciones frente a los adelantos tecnológicos, que podría conducir las decisiones políticas hacia resultados errados si no provienen de un análisis apropiado de los escenarios. El tema de la tecnología aplicada a los procesos electorales, se ha convertido en un desafío cada vez más urgente para los países de la región. A la fecha, casi todos han mecanizado total o parcialmente sus procesos vinculados, pero son pocos los que han implantado ya, el voto electrónico universal, siendo discutible su éxito y legitimidad.

Existe más o menos una aspiración común de fortalecer las instituciones electorales y los procesos que ellas implementan, con el objetivo de modernizarlos, facilitando el acceso de los votantes a las urnas y hacerlos más confiables, seguros transparentes, independientes y profesionales, propiciando con ello la gobernabilidad. Sin embargo, esta aspiración debe contextualizarse apropiadamente y no gestionarse bajo el imperativo tecnológico.

Es así que la democracia electrónica en tanto política a ser implementada a través del voto electrónico, corre el riesgo de basarse en un determinismo tecnológico y en una concepción del poder que, en la clasificación de Habermass, da prioridad y relevancia al tecnócrata (técnico-intelectual), por sobre el político o la opinión pública.

Dada la escasa experiencia del país en democracia electrónica a nivel macro, vale decir, en elecciones de carácter nacional y universal; los criterios de comparación, valoración y viabilidad, deberán encontrarse referidos necesariamente a experiencias externas, que pueden servir de catalizador para observar las condiciones en que este mecanismo podría implantarse en el Perú, tras fallidos intentos que llevan ya una década, lo que permitirá desarrollar un aporte específico al fortalecimiento de la democracia y la institucionalidad.

Podemos hacer algunas afirmaciones entorno al tema planteado:

No se puede implantar el voto electrónico nacional, bajo el supuesto de un determinismo tecnológico, en forma generalizada y abstracta, como herramienta de fortalecimiento de la Democracia, excluyendo del análisis las condiciones socioculturales del Perú y la topología de su cultura democrática, cuyo reconocimiento hace viable condiciones de gobernabilidad, en tanto construcción social que parte de un concepto de ciudadanía inclusivo.

En este sentido:

1 La implantación de mecanismos tecnológicos en la gestión pública, pone en manos de los técnicos, las decisiones políticas. El determinismo tecnológico en torno a procesos constitutivos de la voluntad política, como son los procesos electorales, constituye un riesgo para la legitimidad del poder político, cuestionando la limpieza misma del proceso y por tanto la validez de las reglas de juego.

2 Los incentivos para la reforma electoral son menores cuando el sistema ha generado confianza razonable. Se enfrenta a una ausencia de demanda intelectual, política y social.

3 La implantación del voto electrónico requiere un rediseño institucional profundo. No se puede modificar los procesos sin transformar a los operadores.

4. El consenso para el establecimiento legítimo del voto electrónico en el Perú a largo plazo, supone un proceso gradual de incorporación y aprehensión de este mecanismo, a partir de experiencias de los diversos actores sociales, en otras esferas o redes relacionales que le son más cercanas a sus intereses (gobiernos locales y regionales; elecciones internas institucionales (profesional, empresarial, educativo, sindical y/o partidaria).

5 Hay esferas de toma de decisión de las redes sociales que se constituyen en poderes fácticos, frente a los cuales la centralidad del sistema representativo pierde legitimidad.

6 Es necesario repensar las bases del paradigma de democracia representativa absoluta.

Se ha escrito mucho sobre la moderna crisis de la democracia, y con ello, del necesario fortalecimiento de la misma, desde diferentes enfoques. La necesidad de fortalecer la democracia, en los más conservadores, ha significado evaluar reformas estructurales en el Estado (en sus acepciones amplia y específica), en tanto que para los más oportunistas, resultó en oportunidad para utilizar el rótulo de “fortalecimiento institucional”, con el fin de enmascarar intervencionismos institucionales o ideológicos que, referidos a la Democracia, legitimen manejos nada ortodoxos de las instituciones democráticas (sustanciales e instrumentales); en el espectro de posibilidades están las más variadas posiciones.

Atendiendo a las implicancias que la crisis de la democracia ha tenido en la gobernabilidad (como legitimidad y no sólo como eficiencia y eficacia), a fines de los 70 y 80 se inician críticas al rol del Estado y sus dimensiones que llevaron a poner en debate el paradigma de la democracia representativa (vertical vs. horizontal); así se hablará de contextos diferentes donde se mueve la democracia o de rediseñar herramientas para facilitar la interacción Estado-ciudadano o para la toma de decisiones . Se está en presencia de una trasnsformación a partir de una crisis.

Es allí, donde vemos surgir un interés cada vez más evidente en el ámbito de la gestión pública, por las tecnologías de la información y la comunicación (e-adminsitración, e-democracia, e-gestión). Y en este campo, el tratamiento del tema no ha sido exclusivo de los especialistas en tecnologías modernas, aunque la “revolución silenciosa” se haya iniciado en esos ámbitos; también los intelectuales de la ciencia política y politólogos empiezan a abrirse un campo de análisis sobre el impacto de las nuevas tecnologías, en la sociedad en general y en determinadas instituciones del Estado.

Nuestro análisis se basa en una doble perspectiva teórica (que resulta complementaria), en busca de abordar los problemas y retos que las herramientas tecnológicas pueden ofrecer a la Democracia y por consiguiente a la gobernabilidad.

En primer término, el rol de la cultura democrática en la incorporación de reformas, que aunque puedan dar apariencia de instrumentales, abonan o desvirtúan la legitimidad del Estado, así consideraremos un modelo relacional e interactivo del Estado, donde ante la complejidad de los problemas, ningún actor tiene por sí solo suficientes recursos para abordarlos, lo que lleva a diseñar políticas públicas considerando la red de actores implicados

En segundo lugar la teoría neoinstitucional, donde se busca ver organizacionalmente (en términos materiales y de cultura organizacional), qué implica para un gestor público incorporar un nuevo paradigma de democracia electrónica, y en qué medida resulta viable institucionalmente.

Se descarta el enfoque puramente economicista (costo-beneficio) del fenómeno del voto electrónico por no aportar al análisis cualitativo de las condiones sociales y culturales que soportan un proyecto que definimos de naturaleza más subjetiva que objetiva.

ANÁLISIS DESDE LA CIENCIA POLÍTICA

Democracia

Desde la teoría del análisis político primero están las teorías sistémicas (Eston) de política como respuesta a las demandas del medio para transformarlas en decisiones. Aquí las demandas no sólo son de bienes o servicios sino también y sobre todo de participación, información, inclusión, lo cual lleva a un rol más activo de la ciudadanía.

También consideramos el análisis del pluralismo que limita el poder del Estado para proteger el desarrollo individual, así, se reconoce valiosa la participación de los más diversos actores políticos, de dentro y fuera del Estado, influyendo activamente en las políticas públicas.

En cuanto a las conceptualizaciones de la Democracia, como se ha dicho, parecen más relevantes a este ensayo las teorías contemporáneas sobre esta categoría, en donde, en un primer grupo encontramos a los que inciden en reconocer la necesidad de hacer participar al ciudadano: Bobbio (número elevado de personas que deciden y regla de la mayoría); Dahl (Sufragio universal e inclusivo) y Duverger: sufragio universal.

El carácter instrumentalista de esta concepción de democracia la hace infértil a nuestros objetivos, de modo que, exploraremos algunas otras teorías contemporáneas que van más allá de lo procedimental:

Así, Schumpeter nos habla de que la supervivencia de la democracia en las sociedades dependerá más, de los compromisos de las élites con el método democrático (competencia por el liderazgo), que de la influencia de las masas electorales (pasivas) del sufragio.

Por su parte Touraine, tiene una mirada pluralista y señala que, el gobernante (leáse gestor público), debe reconocer la pluralidad de intereses, de actores políticos y sociales, para legitimar su representatividad. Así, la ciudadanía puede influir en las normas y decisiones políticas. Entender la democracia bajo esta mirada, resulta atractivo a nuestro estudio debido a que permite adelantar la importancia de la visión de lo que el colectivo espera de la democracia, otorgándole a ésta una fisonomía acorde a los intereses concretos de la población, haciéndola más inclusiva.

Otro autor que va más allá de una reflexión instrumentalista de la democracia es Habermass, que alude al proceso de formación de la opinión pública, deliberación. Análisis que nos permite vislumbrar la importancia de fortalecer los ámbitos locales de formación de la opinión pública, que así informada, podrá acercarse de mejor manera a la democracia representativa, beneficiándola y fortaleciendo su vigencia.

En esta línea argumentativa está también Lijphart que enfatiza el respeto a los derechos y libertades de las minorías y con ello otorga el compromiso de mantener la gobernabilidad al Estado, cuyo carácter inclusivo, favorecerá una de las condiciones para la legitimidad de los decisores y la gobernabilidad democrática.

Con mayor grado de realismo, apreciamos que existen teorías emergentes sobre la democracia, que se caracterizan por estrategias de naturaleza dinámico que frente a las crisis de los paradigmas propone la adaptación (Luhmann) según exija las redes de relaciones sobre las que el accionar democrático en concreto actuará.

En este orden de ideas, Olsen y March, proponen incorporar en la gerencia pública varios elementos legitimadores: gestión de identidades; desarrollo de capacidades; capacidad de explicar y responsabilizarse y desarrollo de capacidades adaptativas en el sistema político.

Los elementos que puedan conformar una definición contemporánea de democracia, reflejan que para la teoría democrática actual, el gobierno democrático es un gobierno representativo de sus intereses, pero con importante matiz participativo efectivo, que se encuentra en incremento, presente en el elemento asociativo, propuesto por Dahl; en el elemento de ciudadanía aportado por Touraine y en el elemento discursivo y deliberativo propuesto por Habermass, de discusión, debates, ausencia en muchos casos de mediación; y sobre todo en la estrategia gerencial de Olsen y March

El Estado

En este marco teórico, de qué modelo de Estado hablamos. Aquí nuevamente la tradición de la ciencia política no es atendible a nuestros objetivos, tanto la visión liberal como Marxista (dogmáticas) como la sociológica de Weber centrada en la burocracia el Parlamento y el Estado Nacional; son insuficientes para abordar la riqueza que confluye en la esfera democrática y sus categorías de análisis.

Asimismo, son descartadas las perspectivas históricas que abordan la estructura interna y externa del Estado, donde encontramos las teorías de la dependencia de Wallerstein o para el caso de Latinoamérica, Cardoso.

Otra interesante propuesta de análisis sistémico del Estado la trae Morlino con su sistema compuesto por la comunidad política donde encontramos a los que desempeñan un rol activo en la política (ciudadanos, grupos de interés, sociedad civil, cultura política, partidos, etc); régimen político donde encontramos los roles y estructuras de autoridad; y, Autoridades como ejecutores de la política del gobierno.

Por ello, la perspectiva sistémica o funcional de Offe, que ve al Estado no sólo como agente de dominación política sino como articulador de los diversos sistemas que operan en la sociedad consigue explicar mejor la visión de Estado normativamente pertinente. En ese sentido, entendemos al Estado caracterizado por sub sistemas uno de los cuales es el socio cultural que demanda legitimidad al sub sistema político.

Democracia electrónica

Está en plena elaboración con ensayos y errores, a través de un proceso donde se aprovechan las ventajas de las tecnologías para profundizar la participación democrática de los ciudadanos pero también con la asunción de diversos riesgos, siendo clave para solucionar esta paradoja, la cultura democrática de los ciudadanos, capaz de alertar sobre las posibles fallas que podrían traer una involución democrática (Chacín).

Nuestra apreciación del fenómeno de Tecnologías de la Información como herramienta para mejorar la calidad de la democracia, no es determinista, en tanto percibimos que la democracia representativa requiere de mayores alcances en la participación política de los ciudadanos desde su concepción de cultura política, para complementarse con la democracia representativa.

Cultura política y “Lo apropiado”

Encontramos que la desafectación de los ciudadanos respecto de los sistemas democráticos, producirá cada vez más el traspaso de un “sujeto político a un “sujeto de la política (García Raggio). La desconfianza en los políticos y en el accionar de los gobiernos, la disminución del número de ciudadanos interesados en votar, la crisis de los lazos de solidaridad conciudadana, recluirse en lo privado son sólo algunos síntomas que nos llevan a los limites que enfrenta la generalización de un modelo homogeneizante de democracia representativa.

Otros opinan que estamos ante una reconfiguración de la política e incluso a la ampliación de sus márgenes aunque en contextos diferentes.

En esta línea Giddens afirma que surgen nuevos agentes políticos y nuevas formas de prácticas políticas que asumen desde lo local y lo supranacional, sus reivindicaciones. No sólo se han reconfigurado espacialmente los márgenes de la política, que ya no están constreñidos a los límites de los Estados Nacionales sino que además estamos asistiendo a una redefinición de las cuestiones consideradas políticas.

En esas condiciones es posible generar nuevas constelaciones políticas que actúen públicamente en una pluralidad de órdenes, a menudo superpuestos. Así, la índole de los problemas: locales, nacionales y globales, hace que las dimensiones donde se juegan los intereses de la ciudadanía, se amplíen a diversos escenarios susceptibles a acción política.

Se habla así de constituir ciudadanos con múltiples ciudadanías, que ejerzan sus derechos y obligaciones en distintos niveles, siendo necesario para ello que el Estado y sus agentes, consideren sus particularidades en cada ámbito de acción, y en especial su cultura política real, para adecuar los mecanismos de acción gubernamental sin perder soberanía y menos aún legitimidad.

Como se ha señalado anteriormente, la responsabilidad principal por el mantenimiento de la gobernabilidad (en sentido amplio) es del Estado (Tomassini), y para lograrlo, éste debe interactuar con la sociedad civil, el sector privado y los distintos agentes sociales y económicos y la forma de esta interacción, dependen de la cultura política imperante.

El Estado deberá acentuar alguna de sus funciones naturales, a fin de facilitar el paradigma social imperante emprendiendo acciones específicas. Es contrapartida de una cultura política cuyos perfiles no se deben sólo a la gravitación de poderes hegemónicos sino también a los valores, preferencias y comportamientos de la sociedad civil y la ciudadanía.

Acogemos la tendencia a concebir el Estado como una función del contexto social, de la organización económica, la base tecnológica y sobre todo de la cultura política. Capacidad para gestionar los intereses sociales de acuerdo a las circunstancias predominantes. Se descarta una definición jurídica abstracta y ahistórica, no es un ente intemporal y abstracto sino una construcción social que cambia en el tiempo, y la gobernabilidad depende esencialmente de su adecuación a la cultura política imperante.

El perfeccionamiento de la democracia debe ocurrir con el reconocimiento de la diversidad y variabilidad social, la aceptación del pluralismo y la atención a los derechos de las minorías y con la ampliación del espacio para la discusión colectiva.

Los desafíos que la democracia peruana enfrenta ahora, se relacionan con temas de más largo aliento: la profundización de la democracia, el establecimiento pleno del estado de derecho, la reducción de la profunda desconfianza ciudadana en el sistema político, el desarrollo económico y la lucha contra la pobreza, entre otros.

El examen de las actitudes ciudadanas frente al sistema político peruano muestra una situación preocupante porque sugiere que las bases actitudinales para una democracia estable en el Perú, son relativamente precarias. Los niveles de apoyo al sistema político son de los más bajos en la región. Apenas por encima de Haití y Ecuador.

Ello configura una cultura política que está demandando una visión estratégica institucional capaz de atender las demandas reales y no las corrientes deterministas y los imperativos desarticulados.

CULTURA POLÍTICA EN LA ERA DIGITAL

Qué clase de Estado es el apropiado?
A qué tipo de democracia aspiramos?
Qué clase de ciudadanía hace mejor a la realización del colectivo?
Cuáles son los rasgos del Poder en nuestro entorno?

La respuesta a estas preguntas, que están en la base de un dignóstico de gobierno electrónico, configurarán la Cultura Política de cada país, y dado que, las opciones en cada caso son amplias tanto por los actores involucrados como por los tiempos en que estos interactuan, será un referente y no un condionante de las decisiones políticas, pero sin cuyo análisis no se podrá hacer una gestión seria del cambio y de las transformaciones que impone la era digital.

PORQUE CAMBIAR LO QUE FUNCIONA

Cuando nos enfrentamos a resistencias al cambio, los arguments del tipo,"viene funcionando, porque pensar nuevamente el tema", denotan temor al riesgo de implantar formas no legitimas de accionar en la esfera pública, y generar crisis socio culturales que perturban el devenir innercial de los acontecimientos sociales, políticos, económicos.

Sin embargo, Kunh nos habla de óomo se gestan los cambios de paradigmas y cómo es necesaria muchas veces, una crisis, para hacer más coherentes los modelos con las realidades que pretenden abordar.

Si bien, la crisis de la democracia se ha podido enfrentar con algunos mecanismos de legitimación, entre los cuales podemos mencionar los referidos a reformas estructurales y económicas, una nueva fase de esas crisis que se expresa en demandas de actores con identidades diferentes, deberá enfrentarse con una democracia que combine elementos participativos y representativos en las dosis y formas requeridas por el paciente.

POLÍTICAS PÚBLICAS

La clave de establecer políticas de Estado sobre materia de TIC, está, sin dudarlo, en la unidad de planificación estratégica, en tanto, desde una perspectiva macro, se puede llegar, pirmero, a un consenso de diagnóstico, a una concialiación de intereses y a una estrategia inclusiva, que partiendo de la diversidad y en consideración a ella, establezca estandares tecnológicos mínimos a ser cumplidos por el conjunto de actores institucionales.

Por otro lado, ya resulta inevitable subir a la ola, lo que no debemos hacer es remontarla sobre embarcaciones ajenas. en esto la diversidad de recurso, hace factible llevar a cabo procesos adaptativos acordes a las necesidades del colectivo, sin comprometer objetivos macrosociales.

RETOS DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Vamos acercándonos a algunos aspectos fundamentales a considerar en el marco del cambio de paradigma, donde nos enfrentamos a una lógica difusa en la que no se podrá hablar de "una sociedad", sino de muchos y variados elementos interactuando y reproduciéndose que demandan estrategias de adaptación en las que se deberán tomar decisiones que sean suficientemente flexibles para lograr con éxito gestionar la cosa pública.

En las administraciones se habla de trasnformación de procesos y adaptación organizativa, pero esto no resulta del todo clarificante, ante un escenario difuso como el que se refiere líneas arriba. De modo que, el papel del lider pollítico, que conduzca con firmeza a los objetivos de modernización, será el pilar sobre el que se haga viable un proyecto de gobierno electrónico.


Un líder político está "a cargo" del proceso de transformación y adaptación, con una visión de largo plazo y con vocación inclusiva, es por eso que no se limita en las opciones de herramienta y busca la o las (combinación) que resulte mas adecuadas a las necesidades de sus clientes. Busca una permanente retoralimentación con su campo de aplicación y de esa manera posibilita el control sobre los riesgos.

PRIVACIDAD, SEGURIDAD Y ACCESIBILIDAD

Conceptos que se traducen en grados de confianza en el nuevo paradigma de comunicación.

La confianza es el valor público que debemos preservar, pues de ella dependerá la sostenibilidad de la democracia como sistema normativamente positivo.

Me quiero concentrar unos segundos en el tema de seguridad, pues es el que más suspicacias genera y por el que mayores riesgos corre la legitimidad de los modelos de gestión basado en "E".
Es aquí donde aún el e-gobierno no puede asegurar respuestas, la tecnología se supera a sí misma mientras escribo estas líneas y lo más probable es que mientras más seguros nos aseguren que estamos, más vulnerables nos volvemos. De modo que aquí, se deberá construir una cultura de fe.

En el aspecto de accesibilidad no debemos perder de vista la conservación de las fuentes cuyos soportes materiales vienen siendo superados con gran entusiasmo por la digitalización documental o la microfilmación, que si bien pueden significar una mejora en el servicio de acceso a la información -sin el riesgo de deterioro de las fuentes-; pueden implicar deshumanización de los procesos de construcción del conocimiento a través del conocimiento, pues no es para nada subrrealista, pensar en la posibilidad de que máquinas conversen entre sí no sólo con data, sino con imágenes y se programen resultados esperados, lo cual bloquea las alternativas de trabajo "de campo".

DEMOCRACIA E INTERNET

Existe correlación entre Democracia e internet?

Cuando hablamos de correlación, imaginamos una caretera de doble vía, donde existe un impacto, querido o no, en la contraparte.
En la relación democracia-internet, es la primera la que está empezando a explorar las posibilidades que se abren con la amplificación del espacio público a través de la red. En cambio, el internet, sigue sus propios procesos que no están inspirados, ni mucho menos impulsados por la democracia; sin embargo, aún cuando no es tan claro como en el caso inverso, los regímenes políticos, aún los llamados democráticos, podrán bloquear los flujos de información de la internet, a través dela censura u otros medios (pese a que ello no perjudique a la propia internet, sino más bien a las personas que se ven limitadas a su acceso).

En cuanto al impacto sobre la democracia, debemos resaltar que si bien internet es, en términos generales, positiva, la democracia está relacionada a muchos otros elementos más; un ejemplo claro está en la cultura democrática de los pueblos, cuyas características pueden hacer grandes diferencias en cuanto a la sensibilización de la población respecto a medios alternativos de hacer sostenible la democracia.

Aspectos beneficiosos de la internet a la Democracia

Cambio de las vias de comunicación en sentido horizontal, con todo lo que a contacto directo, participación, acceso a la información y control, significan como beneficio. Se robustece y hace más sostenible las condiciones de legitimidad y gobernabilidad.

Vivir en sociedad hace que los límites entre los individual y lo colectivo, pierdan claridad, de modo que, lo que resulte beneficioso para un ciudadano, redundará en beneficio para la colectividad, dado que se crean condiciones de bienestar que reducen los riesgos de desborde docial de la institucionalidad.

Cómo se gestiona la internet en el sector público?

Para gestionar se debe antes conciliar y coordinar a fin de desarrolar estrategias planificadas a largo plazo. En este punto, se tomarán en consideración la multiplicidad herramientas disponibles, y aquí el internet tendrá el papel y relevancia que haya sido significado por el colectivo.

Una mala gestión, será aquella ausente o incompleta, por ejemplo la que excluya actores de la red, pues en este caso, el resultado será parcial y con alto riesgo de fracaso.

Póliticas públicas sobre uso de internet

Es clave el liderazgo y los objetivos claros, lo demás (normalización, esandarización, conectividad, difusión) será consecuencia de ello.